Las Sagradas Escrituras, Antiguo y Nuevo Testamento, son la Palabra escrita de Dios, dada por inspiración divina.
Los autores inspirados hablaron y escribieron movidos por el Espíritu Santo. En esta Palabra, Dios ha confiado a la humanidad el conocimiento necesario para la salvación.
Las Sagradas Escrituras son la suprema, autoritaria e infalible revelación de Su voluntad. Son la norma de carácter, la prueba de la experiencia, el revelador definitivo de las doctrinas, y el registro fiable de los actos de Dios en la historia.
(Sal. 119:105; Prov. 30:5, 6; Isa. 8:20; Juan 17:17; 1 Tes. 2:13; 2 Tim. 3:16, 17; Heb. 4:12; 2 Pedro 1:20, 21.)